17.6.11




Fin del mundo


La violencia de las olas paraba los pelos.
La espuma estaba roja y desprendía un olor a mierda.
La luna llena tranquilizaba a los pueblos aledaños, mientras que en la costa se desataba el caos.
Cinco mil hombres armados corrían mar adentro junto a sus escopetas, gritando para dejar salir el terror que yacía en sus estómagos.
La cosa se sumergió en el agua dejando tras de sí en silencio espeluznante. Su piel de grasa quedó en la superficie, viajó rápidamente por las olas, dejando inmóviles a los cinco mil.
La luna se volvía roja, y en los pueblos aledaños comenzó a temblar.






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